Catálogo en línea

Un coronel sin nombre ni apellidos conocidos, que conserva como su máximo orgullo el haber servido en la guerra civil a las órdenes del jefe revolucionario Aureliano Buendía, envejece en su pueblo mientras aguarda su pensión de veterano. Durante quince años, con puntualidad religiosa ha ido todos los viernes a recibir en el puerto ribereño la lancha del correo, y cada vez ha regresado a su casa con un nuevo desengaño. Así él y su mujer viven en la miseria ilusionados por una pensión que nunca llega, mientras que, de puertas para afuera, el coronel hace milagros para que los vecinos ignoren su penosa situación y de esta manera esquivar las falsas compasiones. El coronel no tiene quien le escriba (1958), publicado por primera vez en la revista Mito, nos muestra cómo el arte literario consiste en saber mostrar, mediante un estilo poético, pleno de magia, la importancia real de las cosas insignificantes, y el verdadero relieve de los personajes simples que le dan realce a la vida